Dos mujeres intercambian cartas, y una de ellas está presa en una prisión para adolescentes. Talia es el nombre escogido por una adolescente de diecisiete años para firmar sus cartas a Debora Diniz, antropóloga que escogió vivir en la prisión para adolescentes de la capital del país siguiendo la rutina de un operativo de seguridad. Las cartas seleccionadas revelan el encuentro, desvelan los secretos y las curiosidades mutuas y presentan el pasado de una importante traficante de Brasilia. Lo cierto es leer estas cartas como confesiones sin destino cierto. Talia escribe para los que sienten pena o rabia del muchacho de la calle, del ladrón que roba la billetera, del muchacho del poste a la espera de la justicia de la calle. Este es un libro de cartas solo en las formas de escritura, pues el género es único: son preguntas del mundo para una cronista que es sobreviviente de las calles y está detrás de las rejas.