La prisión de una mujer trae consecuencias inmediatas y graves para el bienestar de su familia, hijas e hijos. En nuestro estudio “Mulheres e itinerário carcerário no Distrito Federal” [Mujeres e itinerario carcelario en el Distrito Federal], identificamos que los dominios de precarización de la vida son significativamente peores para las mujeres con histórico de internación socioeducativa en la adolescencia de lo que para aquellas sin pasado carcelario. Además, identificamos que las mujeres con pasado carcelario son más jóvenes, más pobres, menos educadas y trabajadoras informales, además de haber sufrido con más frecuencia violencia doméstica, vivido en la calle, con historiales de uso abusivo de drogas y de explotación sexual. Pensar en la justicia criminal para mujeres se convierte en la inclusión de ellas y de sus familiares en la garantía de los derechos sociales y de la dignidad humana. La producción de evidencias para el desarrollo de políticas públicas atentas y sensibles a las necesidades de género son caminos urgentes para la garantía de derechos.
