Es un libro instigante y potencialmente transformador de las representaciones sobre la sexualidad y sobre la función de la educación sexual en las escuelas. Su importancia no se limita a la afirmación de una posición político-ideológica sobre la sexualidad humana, derivando también del análisis de los dispositivos discursivos de mantenimiento de la violencia simbólica en las relaciones sociales entre aquellos que difieren en las formas de amar, de vivir el placer, de constituir lazos familiares y de afiliación.