Severina es una mujer a la que le fue alterada la vida por los ministros del Supremo Tribunal Federal. Ella estaba internada en un hospital de Recife con un feto sin cerebro dentro de la barriga, el 20 de octubre de 2004. Al siguiente día, comenzaría el proceso de interrupción de la gestación. En esa misma fecha, los ministros anularon la orden judicial que permitía que mujeres como Severina anticipasen el parto cuando el bebé fuese incompatible con la vida. Severina, mujer pobre del interior de Pernambuco, dejó el hospital con su barriga y su tragedia. Y comenzó una peregrinación por un Brasil que estaba hecho tierra extranjera - el de la Justicia para los analfabetos. En este mundo de papeles indescifrables, Severina y su marido Rosivaldo, labradores de brócoli en tierra prestada, pasaron tres meses de idas, vueltas y desentendidos hasta conseguir autorización judicial. No era el fin. Severina tuvo que enfrentar entonces otro mundo, no menos inhóspito: el de la Medicina para los pobres. Cuando finalmente Severina venció, por testarudez, llegaron los dolores de un parto sin sentido, vividos entre llantos de bebés con futuro. Y el reconocimiento de un hijo que era de ella, pero que ya venía muerto. La historia de esta madre severa termina no en la cuna, sino en un minúsculo cajón blanco.
