En este artículo, nos proponemos analizar las estrategias antigénero utilizadas por los movimientos reaccionarios y teocráticos de bases cristianas brasileñas para instrumentalizar su permanencia en la esfera pública en un régimen neoliberal. En contraposición a las teorías del backlash, argumentamos que tales estrategias no pueden ser comprendidas solamente como respuestas al avance de los movimientos feministas y LGBT, una vez que son constitutivos de la resistencia inercial y justificadores de un orden político patriarcal, racista y desigual. Por tanto, discutimos en mayor profundidad dos episodios: el caso de la niña de 10 años, que casi tuvo negado su derecho al aborto legal en Espírito Santo en 2020, y la tentativa de ocupar el Supremo Tribunal Federal con ministros antigénero.