Enfrentamos en nuestro país crisis humanitarias construidas históricamente por capas de discriminación racial, cultural, geográfica y de género. El perfeccionamiento de las respuestas para el cuidado integral en salud y la garantía de derechos humanos de poblaciones que enfrentan históricos regímenes de precarización de la vida, así como de migrantes y refugiados, debe ser construido en diálogo permanente con diferentes actores. Es fundamental que las personas afectadas por las crisis humanitarias sean puestas en el centro de las respuestas como agentes de transformación social.